POZO FLORES, Mikel. Vasconia tardoantigua. Entre la evolución sociopolítica y la construcción intelectual (400-711). Madrid: Consejo Superior de investigaciones científicas, 2022, 489 pp. [ISBN: 978 84 00 11068 0]

Entre los temas historiográficos pertenecientes a la Antigüedad tardía que sirven de medidor para conocer la vitalidad o estancamiento de esta literatura científica en la península Ibérica, el de los vascones se erige como el mejor caso de estudio para conocer las líneas más novedosas sobre los siglos III-VIII. La obra que aquí analizamos de Pozo Flores, Vasconia tardoantigua. Entre la evolución sociopolítica y la construcción intelectual (400-711) constituye la primera gran obra individual del autor tras su tesis doctoral Vasconia y los vascones de la crisis del imperio romano a la llegada del islam (siglos V-VIII). Evolución sociopolítica y génesis de la gens effera (2016) y diversos artículos junto a su mentor J.J. Larrea (quien realiza el prólogo de la presente obra) como Vasconia en la Tardoantigüedad: de la Antropología a una Historia en pedazos (2015) y La Tarraconense occidental, de la reforma de Diocleciano a la reforma gregoriana. Entre la noción ideal y la lógica espacial (2019). Asimismo, el libro que reseñamos prosigue la estela de renovación e inquietud historiográfica sobre Vasconia y la Antigüedad tardía iniciada ya hace tres décadas, si es que alguna vez la cuestión vascona ha estado parada, con el descubrimiento de la necrópolis de Aldaieta y los sucesivos hallazgos arqueológicos. El registro material propició un vuelco en el panorama historiográfico, el cual se había basado en las escasas fuentes escritas que permitían acercarse al mundo vascón de mediados del primer milenio. Aunque diferentes concepciones sobre Vasconia y los vascones anteriores a la Edad Media se han ido construyendo a lo largo de los años, como bien expresa Pozo Flores al inicio de su obra, ninguna teoría se ha conseguido consolidar y asentar como la predominante. Así, el autor de este libro se propone construir la «primera propuesta global sobre la historia social y política de Vasconia entre la crisis del Imperio romano y la llegada del islam» y, a expensas de futuros debates historiográficos, esta obra viene a ocupar ese espacio.

Pozo Flores construye un discurso sólido y bien estructurado en cuatro partes y una introducción y un epílogo, configurando trece capítulos en total. Cabe destacar que consigue redactar trece capítulos de similar extensión y profundidad a pesar de la dispar cantidad de datos que ofrece el registro material y las fuentes escritas, aunque para ello rechaza efectuar un análisis histórico conjunto que comprenda ambas fuentes, prefiriendo un análisis primero de las fuentes y luego de la arqueología. Así, en el Capítulo I (pp. 31- 45) presenta todos los documentos contemporáneos a la Antigüedad tardía que contienen referencias a los vascones y Vasconia junto a unas cuidadas notas a pie de página en las que indica las ediciones críticas y traducciones que debe emplear el investigador. En contraposición, el Capítulo II (pp. 47-71) supone el más actualizado estado de la cuestión sobre los estudios arqueológicos de la Vasconia tardoantigua. El autor expone todo el material arqueológico y la bibliografía científica que el estudioso puede utilizar en la actualidad, sin ocultar los problemas de lectura que presenta este registro material. Esta primera parte de la obra se cierra con el Capítulo III «El estado de la cuestión: una historia fragmentada» (pp. 73-116), donde expone que desde el rechazo a las tesis indigenistas tras la incorporación de la información que proporciona el registro material del descubrimiento de Aldaieta en 1987 no existe una teoría de consenso; lo que él persigue en esta obra.

La segunda parte del libro constituye la piedra angular de la teoría de Pozo Flores, donde construye toda una teoría que viene a renovar y agitar el panorama historiográfico sobre los vascones. En los Capítulos IV, V y VI el autor busca el origen de los vascones de los siglos VI y VII en las tropas de limitanei (p. 139) y en las milicias de rusticani (p. 148) encargadas de la defensa de la calzada Astorga-Burdeos durante los siglos IV-V, eje central del territorio vascón y donde se ubicaba el armazón militar de esta región. Así, la integración de los habitantes de esta zona en la defensa del Imperio sería total y las crisis del siglo V serían las que fracturaron esta sociedad y provocaron el surgimiento de los vascones caracterizados de las fuentes. En concreto, el autor sostiene una doble ruptura de esta sociedad provocada por la llegada de suevos, vándalos y alamanes a la Península y las incursiones de los usurpadores romanos contra Honorio. No obstante, tras la victoria de Honorio, el autor defiende que se restituyó a los rusticani (origen de toda la hipótesis) y que estas milicias armadas cobraron importancia en los años siguientes, pudiendo estar incluso en el origen de los bagaudas (pp. 152-153). Pozo Flores defiende que la denominación «bagauda» es la otra cara de la moneda de los rusticani, ambas designaciones para referirse a las tropas de milicia del territorio, pero sediciosas en el primer caso y fieles en el segundo, y, por tanto, que esta dualidad indicaría un clima de «guerra civil» (p. 160) que se habría prolongado durante décadas. Esa etiqueta guerracivilista también podría entenderse como una lucha entre poderes aristocráticos para mantener la preeminencia sobre el territorio basado, según esta teoría, en la legitimación que ofrecían bárbaros o el Imperio. Pozo Flores basa su tesis de construcción de la identidad vascona en que los vencedores serían los rusticani (quienes permanecerían en la región) y aquellos que se identificaban con la identidad romana se habrían visto obligados a evacuar el territorio (p. 180). Esta «organización social particular» (p. 193) no habría permanecido aislada respecto al mundo merovingio sino que se constituiría como un polo periférico abierto a intercambios.

En la tercera parte, el autor dedica los Capítulos VII, VIII, IX y X a analizar detalladamente el registro material aparecido en los límites geográficos de Vasconia para así conocer las prácticas y organización interna de los vascones. Yacimientos pequeños y con gran variedad tipológica son el objetivo de estos análisis: cementerios suburbanos en los alrededores de Pamplona, necrópolis en plein champ, iglesias con enterramientos asociados y cuevas con sepulturas. Tras un estudio con un pormenorizado aparato crítico, Pozo Flores concluye que los mecanismos internos de estos yacimientos se basaban en la generalización de las relaciones familiares y en la cercanía a lo sagrado. Esta temprana cristianización estaría relacionada con el mundo merovingio a través de las estelas (para las cuales busca paralelismos a más de mil kilómetros de distancia), a las que el autor adelanta su cronología para el caso vascón hasta mediados del siglo VI-VII por comparación con estelas francas ya estudiadas (p. 238). Pozo Flores confronta las necrópolis vasconas con los yacimientos funerarios del entorno más inmediato, donde no hay armas y la cantidad de ajuar es mucho más reducida, y argumenta que el caso vascón sería una variación regional del característico ritual de inhumation habillé de las élites francas (p. 260), rechazando así las tesis uniformistas campesinas de Quirós Castillo. Además, estos ajuares vascones presentan dos diferencias con los ajuares europeos: una cronología mayor puesto que hay anillos con escritura árabe y una vinculación casi exclusivamente masculina ya que las mujeres estarían infrarrepresentadas (p. 267). El Capítulo IX «Las iglesias y los enterramientos asociados» (pp. 273-280) rompe con toda la tradición historiográfica hasta los años 90 con un análisis de los tres lugares cultuales cristianos que han aparecido en Vasconia hasta la fecha: una iglesia episcopal en Pamplona, una iglesia bautismal en Dulantzi y otra iglesia en Vizcaya. La cristianización (o no) de Vasconia en los siglos tardoantiguos ha sido uno de los mayores debates historiográficos y Pozo Flores, siguiendo su teoría y los datos arqueológicos, aporta una gran solidez a las líneas historiográficas que abogan por una cristianización del territorio ya desde mediados del siglo VI y la presencia de «clérigos vascones» (p. 280), no solo en la ciudad de Pamplona sino también en zonas rurales, insertando así una arista más en las investigaciones sobre las comunidades cristianas rurales en la Antigüedad tardía. En el décimo capítulo el autor compara el mundo vascón con los ámbitos alamán y anglosajón por ser todos espacios de periferia respecto al eje merovingio. Tras ello, defiende que la jerarquización social en Vasconia no estaría tan acentuada como en otros lugares y que el acceso a la riqueza estaría bastante limitado, existiendo por tanto mecanismos de jerarquización interna a través de la asociación de los grupos dirigentes con la Iglesia en «enterramientos de privilegio» (p. 298). Igualmente, rechaza que Aldaieta sea el cementerio de una comunidad aldeana y aboga por que fuera un enterramiento «aristocrático» en el que 5 ó 6 familias dirigentes se enterrarían en este lugar formando una «comunidad de enterramiento» (p. 300). Concluye afirmando que estas necrópolis son una muestra de los dirigentes militares vascones, que el territorio de Vasconia se correspondería a esas necrópolis y que, en efecto, esta sociedad militarizada correspondería a los «belicosos vascones» de las fuentes escritas (p. 306). Vasconia no sería un territorio aislado sino integrado en los procesos culturales occidentales de inhumation habillé y cristianizado.

En la cuarta y última parte del libro, Pozo Flores examina las referencias escritas sobre los vascones entre el 569 y el 711. Estudia las iniciativas militares llevadas contra o desde territorio vascón y manifiesta que las rebeliones o expediciones de los reyes godos y dirigentes francos se deberían a que los vascones se insertan en el juego de alianzas políticas a ambos lados del Pirineo para apoyar a un usurpador o a un monarca, y en consecuencia, estas campañas militares son provocadas por su apoyo a un bando u otro. El autor expone que la campaña de Vasconia de Leovigildo estaría originada por el apoyo de los vascones a Hermenegildo (p. 325-326), que godos y vascones se aliaron en 587 para atacar al duque Guntram (p. 340), que Froya tuvo el apoyo de los vascones contra Rescesvinto (p. 377) y que de igual modo apoyaron al usurpador Paulo contra Wamba (p. 390). Por consiguiente, Pozo Flores hace partícipe a Vasconia en las dinámicas políticas del reino visigodo, bien de manera conflictiva, bien de manera pacífica. Igualmente, el autor determina que el recurso al vascón debe ser observado como una fuente literaria (topos) más que como fuente histórica. En este sentido Isidoro elaboraría un origen fantástico para los vascones en sus Etymologiae (p. 356) y utilizaría a los vascones y otros pueblos para crear un panegírico de los godos y comparar a Suintilia con Pompeyo en su Historia gothorum (p. 365). Estos usos literarios de los vascones vuelven a ser objeto de estudio en el Epílogo del libro, donde el autor expone que las fuentes asturianas y musulmanas muestran cómo las gentes de Vasconia bascularon hacia un bando u otro según los intereses del momento.

En resumen, y como el mismo autor expone en las Conclusiones, Mikel Pozo Flores recoge todas las hipótesis planteadas a lo largo de su obra y construye una teoría historiográfica sobre los vascones en la Antigüedad tardía que se erige como punto de partida obligado de futuras investigaciones sobre el mundo vascón y el norte peninsular, por lo que este libro supone todo un estímulo y aliciente para las corrientes historiográficas actuales sobre la Tardoantigüedad. Si a ello sumamos que la cuidada edición del CSIC incorpora gráficas, tablas, mapas e imágenes a color, esta obra se erige en un auténtico manual destinado a marcar los futuros debates dentro de la Academia.

Andrés Mánguez Tomás
Universidad de Salamanca
andresmanto@usal.es